Él es perfecto.
Pero no como esos chicos de las revistas.
Él es perfecto
por la forma en que piensa.
Él es perfecto
por esa chispa en sus ojos cuando habla de algo que ama.
Él es perfecto
por esa habilidad que tiene para hacer sonreír a otras personas, aunque él esté triste.
No, él no es perfecto por algo temporal y pasajero
como su apariencia.
Él es perfecto en el fondo de su alma.
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