una sonrisa azul esta noche,
crearía un pincel de luz
para que a la aurora
pudieras surcar por el universo del amor.
Si pudiera ser Dios,
te regalaría una costilla
para que modelases los ojos
de quien pudiera quitarte esta noche blanca,
dieras vida a manos que te descubrieran
los pliegues de tu cuerpo
y una boca que bebiera lentamente en el oasis de tus deseos.
Pero yo, que no soy pintor,
ni Dios, ni poeta,
sólo puedo regalarte imaginación
y este puñado de versos para seguir queriendo.