30 may 2011

Desamor

Últimamente... he sufrido bastante. ¿El motivo? Un desamor.
Le di todo lo que pude y más... pero al parecer no fue suficiente.
Supongo que no estábamos hechos para estar juntos.
Ahora... no estoy tan mal, pero aun siento a veces que le echo de menos.
Ha habido cosas que he aprendido de esto. Como que el amor es caprichoso y debemos someternos a él y al riesgo que nos ofrece cuando nos enamoramos. Forma parte de la vida.
Lo peor de todo esto es que recuerdas. Los recuerdos son mortíferos en un desamor.
Dicen que te quedes con lo bueno de la relación... pero precisamente lo bueno de la relación es lo que más daño te hace. Porque tu lo recuerdas, pero es un recuerdo triste, porque sabes que no lo podrás volver a vivir, porque no hay vuelta atrás.
Se supone que ahora... tienes que renacer, que pasar página. Pero hay veces que se hace duro.
Como dicen, siempre detrás de la tormenta sale el sol. Y es verdad, aunque a veces nos encerremos tanto en nosotros mismos que no lo veamos.
De todas formas, el amor siempre renace. Ya sea con esa persona con la que tuviste el desamor o con otras diferentes. Por que como dije antes el amor es caprichoso. Nos hace sufrir por otros, nos hace impotentes ante  las duras decisiones, pero aun así sigue estando entre nosotros.
He tenido mucho tiempo para reflexionar. Y me he dado cuenta de que en este tipo de situaciones las personas se muestran como verdaderamente son, de quien a veces está ahí contigo, de quien siempre estuvo y de quien realmente estuvo por conveniencia.           
El desamor duele y mucho, pero qué os voy a contar yo... seguramente a vosotros también os haya pasado. Y seguramente también lo habréis superado y ahora cuando lo recordáis os reis de lo tontos que fuisteis al darlo todo por alguien que en realidad no merecía la pena, por llorar por ese alguien que os hizo tanto daño.
Yo ya llegare algún día a esa fase... mientras tanto seguiré intentando superar este golpe de la vida, este bache que tanto cuesta saltar... Pero algún día, no muy lejano conseguiré subir la empinada cuesta, y seré libre, tal y como era antes.